ATB RADIO

EN VIVO

ATB Digital
Sociedad

A 4 años del arribo del COVID, se fortaleció el sistema sanitario

A 4 años del arribo del COVID, se fortaleció el sistema sanitario

La Paz, 10 de mar 2024 (ATB Digital).- El virus mostró debilidades del sistema, como la necesidad de coordinación.

Era martes 10 de marzo cuando sucedió lo que tanto se temía en Bolivia. El COVID-19, un virus visto hasta ese momento distante y desconocido, llegaba al país para generar una revolución en la forma de vida y el sistema sanitario del territorio nacional.

“Cuando escuchamos de los primeros casos era de terror. Al escuchar que alguien había enfermado era casi como una sentencia de muerte, daba mucho miedo en ese momento, ahora eso ha cambiado mucho”, reflexiona Celedonio Pérez, en El Alto.

De un confinamiento a un uso opcional del barbijo, la forma de vida pasó por una revolución desde ese martes. Así como para las personas la vida dio un vuelco, el sistema de salud se vio sacudido con esta emergencia, que obligó a un avance acelerado de los mecanismos para salvar las vidas.

“Una enfermedad desconocida, porque todos estábamos viendo desde el sector médico qué es lo que pasaba, cómo se presentaba, cuáles eran las alteraciones, qué deberíamos estar preveyendo y ahí sí hemos empezado a ver muchas de las necesidades de conformar, de poder tener equipos multidisciplinarios que puedan dar solución”, explica el viceministro de Promoción, Vigilancia Epidemiológica y Medicina Tradicional, Max Enríquez.

RETO
El desafío que empezó en 2020 para Bolivia y para finales de 2019 en otros puntos del mundo, evidenció la necesidad de un trabajo conjunto, una de las lecciones más importantes que dejó la dura primera etapa de la pandemia.

“Rápidamente los médicos han tenido que acomodarse en el tema de presentación de la enfermedad y con ella se han visualizado algunas necesidades que no estaban preparadas ni previstas en el momento. De los medicamentos, qué medicamentos se podían usar. Cuáles podían ser las necesidades más sentidas como el oxígeno, la vacuna como una medida de prevención. Entonces todos esos aspectos nos mostraban que teníamos que hacer un trabajo coordinado. No solamente con el sector de salud, sino también con intersector”, añade.

En la primera ola, el COVID-19 dejó una tasa de mortalidad del 76%, de acuerdo con los más recientes datos del Ministerio de Salud, presentados en febrero de esta gestión. Un confinamiento se vio en ese momento como la única solución, evitar que la gente se aglomere, que se encuentre… la orden del gobierno de entonces, en 2020, era quedarse en casa.

“Teníamos que acomodarnos a nuevas tecnologías a las cuales no estábamos habitualmente acostumbrados. Y en salud teníamos que coordinar con todos, cómo podíamos hacer la coordinación intersectorial”.

El 2020 se quedó como un año de incertidumbres y para 2021, con las vacunas, algo nuevo se vislumbraba. El coronavirus seguía generando decenas de muertes y la necesidad de inmunizar empezó a movilizar a las autoridades.

Así, con un nuevo gobierno, el de Luis Arce, Bolivia se preparó para una nueva fase: la vacunación, un desafío que otra vez ponía a prueba al sistema de salud. Una vez más, se vio la necesidad de un trabajo interrelacionado.

“Los países industrializados habían acaparado toda la producción de vacunas y eso llevó a asumir decisiones políticas muy bien dirigidas a la cabeza de nuestro Presidente, cuando decide particularmente ir de manera personal a hacer las negociaciones con estas empresas que puedan dar algo de lo que tenían”, asevera Enríquez.

Las primeras dosis llegaron a inicios de 2021, un lote de vacunas rusas Sputnik dio paso a un plan de inmunización que hoy ha llegado a millones de vacunas aplicadas (revisar los cuadros).

“La enseñanza era que solos no podemos hacer nada, que todos tenemos que hacer un esfuerzo conjunto para solucionar el problema de salud que era de nivel mundial”, subraya el viceministro.

A medida que la vacunación avanzaba, la pandemia seguía dejando a su paso contagios y decesos. Pero la aplicación de cada vez más dosis en la población fue clave para que en la segunda ola, la tasa de mortalidad baje a 30%.

“La aplicación de esas políticas de identificación, primero, una coordinación para identificar grupos de riesgo, proteger esas poblaciones de riesgo, implicaba una articulación y un trabajo con ellos. Cuando hablamos de la cantidad de casos que se presentaron durante la primera ola hasta casi la segunda, hemos tenido que enfrentar muchísimos retos, pero ya la articulación al interior, conocer la enfermedad, aplicar más de 16,6 millones de dosis en el país, eso nos obligaba a ver cuál era el efecto real de la vacuna”.

CAMBIOS
Las mutaciones del virus trajeron nuevos problemas en la tercera ola, pero con la vacunación en progresiva ampliación a más poblaciones, esto pudo ser manejado, y fue así que desde la cuarta ola la tasa de mortalidad empezó a ir en franca disminución.

Para la última sexta ola, los datos del Ministerio de Salud reflejan un índice de mortalidad del 1,4%, algo significativamente menor al dato de la primera ola.

“Hemos aplicado más de 6,5 millones de primeras dosis, de segundas dosis 5,3 millones, en terceras 2,6 millones. La dosis anual, ya cuando hablamos de una cuarta, casi más de medio millón y una quinta que estamos por un cuarto de millón. Nos muestra que la población acepta de buena manera la vacunación”, puntualiza el viceministro Enríquez.

Estos avances esperanzadores calmaron al monstruo de la pandemia del COVID-19 en estos cuatro años. Tanto es el cambio, que en agosto del año pasado el Gobierno decidió desactivar la emergencia sanitaria nacional que se aplicó desde la aparición de los primeros casos, para cambiarla por una alerta nacional.

Esto implicó el cambio del uso obligatorio del barbijo, por uno opcional en todos los espacios, excepto colegios y centros médicos.

Salud ve con esperanza estos pasos, aunque todavía se lanza el desafío de mejorar la comunicación con la población, para captar a aquellos que se resisten por su escepticismo a recibir la vacuna, lo que ha impedido ampliar las coberturas de inmunización.

El trabajo es constante, no solo para cumplir esta meta, también para que nunca más vuelva a suceder lo de 2020, que una pandemia tome por sorpresa a Bolivia.

El sistema de salud aceleró su paso con el desafío del coronavirus, se ha fortalecido, y esa es la enseñanza más importante que se advierte a cuatro años de este evento. “Tenemos que estar preparados frente a una nueva eventualidad”.

La cadena de frío de las vacunas tuvo que ser optimizada
Tras atravesar una primera etapa dura en 2020 frente al COVID-19, una luz de esperanza llegó al país en 2021: la posibilidad de empezar a vacunar contra este virus.

En el mundo ya se hablaba e iniciaba la aplicación de las dosis que llegaron para dar algo de calma ante esta impredecible enfermedad, mientras en Bolivia las gestiones se hacían a contrarreloj para tratar de conseguirlas.

No obstante, luego de arduas gestiones y el logro de conseguir estas dosis, vino el desafío de generar las condiciones para que éstas sean distribuidas y conservadas de manera adecuada. La meta era que no se pierda una sola.

“Hemos ido impulsando una mejora de la cadena de frío a nivel nacional. Antes utilizábamos mucho lo que eran los refrigeradores domésticos y hoy día ya tenemos refrigeradores que son certificados”, explica la ministra de Salud, María Renée Castro.

Cada vacuna que llegó al país desde 2021, desde la Pfizer hasta la Sinopharm, requería una cadena de frío diferente, es decir, una refrigeración particular para garantizar que sean funcionales. El Gobierno tuvo que modernizar rápidamente sus sistemas para poder comprarlas o recibirlas mediante el mecanismo COVAX.

“Hemos incrementado en todos los departamentos la capacidad de almacenamiento, a través de la cadena de frío departamental. Hemos invertido también en la cadena de frío nacional. Por lo tanto, vamos periódicamente trabajando”, dice.

Este logro se convirtió en un avance importante no solo para que el país logre recibir cualquiera de las dosis que se encontraban disponibles en el mundo, sino actualmente para las campañas de vacunación contra otras enfermedades.

“Es uno de los principales elementos, que también hoy está casado con la vacunación del esquema regular : vacunas que nos protegen contra la tosferina, por ejemplo, que el año pasado para nosotros ha sido un brote; que nos protegen contra el sarampión, algunos tipos de meningitis también es importante; el neumococo; la pentavalente y, en realidad, todo el esquema regular completo que tenemos”, asevera Castro.

Si bien el COVID-19 llegó para darle un impulso a este aspecto, todavía hay tareas pendientes.

“Tenemos una brecha todavía, municipios que todavía mantienen la cadena de frío doméstica, pero nosotros periódicamente vamos buscando más recursos para ir transformándola en una certificada”.

Fuente: La Razón

Noticias relacionadas

Moscoso y Keller rumbo a la final de raquetbol en los Juegos Panamericanos Santiago 2023

Paola Ticona

A pocos días del inicio de clases, estos son los precios

Claudia Cuarite

Descubra los beneficios para la salud de la zanahoria

ATB Usuario