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Dientes fósiles revelan que una infancia prolongada es clave para los cerebros complejos

Mundo, 17 de noviembre 2024 (ATB Digital).- Un hallazgo reciente relacionado con dientes fósiles de un individuo prehistórico ha proporcionado una valiosa pista sobre la razón de nuestra larga infancia. A diferencia de muchas otras especies, los humanos tenemos una etapa infantil mucho más extensa, un fenómeno que ha desconcertado a los científicos durante años. Una de las teorías más aceptadas es que esta prolongación de la infancia está relacionada con el desarrollo de cerebros más grandes y complejos, una característica distintiva de nuestra especie. Este hallazgo se ha visto respaldado por el estudio de dientes fósiles de hace 1,77 millones de años.

Infancia prolongada para un cerebro en desarrollo

Un equipo de científicos analizó los dientes de un joven prehistórico que vivió en lo que hoy es Georgia. Tras estudiar estos restos, descubrieron que este individuo pertenecía al género Homo, y que ya experimentaba un desarrollo infantil lento, muy similar al que ocurre en los humanos modernos.

Para desentrañar el misterio, los investigadores midieron las líneas de crecimiento en los molares del joven, que, al igual que los anillos de los árboles, van añadiendo una capa a medida que el diente se desarrolla. “Puedes cortar el diente y ver los anillos de crecimiento y cómo ha madurado. Es como una película de cómo se desarrolló el diente desde su nacimiento hasta su muerte”, explicó Christopher Zollikofer, paleoantropólogo de la Universidad de Zurich, a Popular Science.

Al hacer una simulación del crecimiento y comparar los resultados con los de los humanos contemporáneos, los investigadores observaron que durante los primeros cinco años de vida, los molares del joven se desarrollaron lentamente, lo que permitió que conservara sus dientes de leche durante más tiempo, un patrón más similar al de los humanos actuales. Sin embargo, entre los 6 y los 11 años, los dientes maduraron y erupcionaron de forma más rápida, asemejándose más al proceso que ocurre en los chimpancés. Este hallazgo, según los científicos, es crucial para comprender el desarrollo más lento de nuestra especie.

Los investigadores sugieren que estos antepasados, al igual que los humanos modernos, utilizaban herramientas y realizaban otras actividades complejas, lo que implica que su cerebro era ligeramente más grande que el de los chimpancés. Por lo tanto, es probable que, al igual que nosotros, dependieran durante más tiempo de los cuidados de los adultos mientras su cerebro continuaba desarrollándose.

Fuente: National Geographic

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