CRECE DESDE EL PIE.
Cincuenta años del Frente Amplio.
En 1985, Brasil era el centro del mundo. Y
Argentina. Y Uruguay también.
En Abril, en Argentina, había comenzado el
Juicio a las juntas militares, lo que entonces suponía un riesgo para la
incipiente democracia argentina, mientras en Brasil moría Tancredo Neves y asumía
la presidencia Jose Sarney, lo que suponía una falta de rumbo del nuevo
gobierno brasilero, y en Uruguay, tomaba la banda presidencial Sanguinetti, que
no importaba lo que supusiera: los componentes del Frente Amplio, supieron y
aceptaron que era la única forma posible de volver al estado de derecho. Y
seguir contruyendo.
Alfredo Zitarrosa, hacía un tiempo que
había vuelto a Uruguay tras su exilio, pero hacía varios años había compuesto y
cantado su maravilloso “Crece desde el pie”.
Así que Argentina se movilizaba para que el
juicio a las juntas siguiera a pesar del miedo, Uruguay se movilizaba para
reestructurar los frentes políticos, y Brasil manifestaba sin descanso al grito
de “¡diretas ja!” pidiendo elecciones directas.
Todo eso pasaba, mientras volvíamos con
Aurelio Rocha de tomar una cerveza en la Gávea, a dar clases a la universidad. Llegando
me entregan un recado de mi editor en San Pablo: Estaba en Rio de Janeiro Julio María
Sanguinetti, presidente de Uruguay, y había que entrevistarlo.
El recado venía con advertencias: el tema
de los torturados, exiliados y desaparecidos había que tocarlo con delicadeza,
aunque mejor sería no meterse con eso, y entrar solo a los acuerdos posibles
entre Sanguinetti y Sarney.
Así que pactamos la entrevista, y allá fui
yo con mis veinticuatro años de edad y mi entusiasmo regional a disparar la
primera pregunta:
-Presidente Sanguinetti, se sabe que seis
de cada diez uruguayos fueron torturados, asesinados, apresados o exiliados por
la dictadura. Teniendo en cuenta que en Argentina los militares golpistas están
siendo juzgados, ¿qué piensa hacer su gobierno con eso?
– Estimado periodista, esta entrevista ha
concluido.
-pero…
Y así me acompañaron hasta la puerta de la
sala.
Llegando a la salida, un hombre bajo, flaco,
de impecable traje gris (en los treinta grados de Rio de Janeiro) me toma del
brazo y me dice: “venga muchacho. ¿Quiere un café?”.
Lo miro. Lo reconozco. Era Liber Seregni. Así
que no tardé en espetarle “¿Y qué hace usted con esta runfla?”. (Aun hoy me
avergüenzo de esos bríos…)
De tal suerte que el General Liber seregni
me guio del brazo hasta el lobby del hotel, me sentó amablemente, pidió dos cafés
y se tomó el tiempo del mundo para explicarme con paciencia de budista, lo
difícil que había sido todo. Desde su prisión, pasando por el dramático estado
de otros militantes presos, hasta el pacto del Club Naval, la situación general,
la compleja y trabajosa trama de acuerdos reales que había sido menester tejer
para conformar el Frente Amplio, y el cuidado que había que tener en todo.
Podría decir que fue una charla, pero no lo
fue. Fue una clase de historia y práctica política. Solo metí una pregunta al
final: “y usted cree que va a funcionar?”
-Claro que va a funcionar, porque no hay
otra salida. También por eso estoy con “esta runfla” como usted dice. Hay que
cuidar todo.
Le di la mano y me despidió con una frase:
“suerte, muchacho, calma y cabeza.”
Mi entrevista con el presidente Sanguinetti
había fracasado, y de verdad no me importó.
Muchos años después, un ya viejo y sabio
Pepe Mujica, me explicaría en largas charlas, como se consolidó el Frente
Amplio, como se avanzó (muchas veces a disgusto) y como todo se hace para que
los uruguayos vivan bien. Como se lucha contra la incomprensión, la
insatisfacción, el enojo de algunos compañeros. Como me dijo la también sabia y
hábil Lucia Topolansky: “ ¿vos crees que en algún momento hay que dejar de
acordar y explicar y escuchar explicaciones? Ja, muchacho!”.
Ya ni se (de verdad) cuantos partidos de
izquierda conforman el Frente. Podría decir que todos. Siempre hablando,
acordando, respetando los acuerdos, cuidando eso que tanto costó construir
durante estos cincuenta años que hoy cumple el Frente Amplio, recordando (ojalá)
la estrofa de Zitarrosa:
“ Crece
desde el pueblo, el futuro
Crece desde el pie
Ánima del rumbo seguro
Crece desde el pie”
Fabian Restivo