La Paz, 18 jun 2021 (ATB Digital).- La exvicepresidenta de la Cámara de Diputados, Susana Rivero, presentó pruebas que podrían cambiar el curso de las pesquisas sobre el golpe de Estado de 2019. Esas pruebas incluyen la orden del Jefe de la Casa Militar para alistar la medalla presidencial dos días antes de que Jeanine Áñez asuma el poder y documentos que demuestran que Rivero no renunció a su cargo, lo que desmiente la tesis de “vacío de poder” que utilizan los defensores del régimen de facto.
La información fue brindada este viernes por el exasambleísta y exviceministro de Gobierno, Gustavo Torrico, en entrevista con el programa 180 de radio Patria Nueva.
Torrico, quien acompañó a Rivero hasta la Fiscalía, informó que ella presentó varias pruebas documentales. Uno de estos respaldos se refiere a que, el 10 de noviembre de 2019, es decir dos días antes de que Áñez asuma la presidencia de facto, ya se puso en marcha un operativo militar para recoger la medalla presidencial que usaría Jeanine Áñez en su posesión.
“Hoy (viernes) hemos presentado los documentos con Susana (Rivero), ha presentado documentos que demuestran que ya dos días antes (de que asuma Áñez), el General de la Casa Militar le ordena y representa a un Mayor para que vaya y recoja ya la medalla presidencial”, informó Torrico.
Justamente el domingo 10 de noviembre de 2019, dos días antes de que asuma Áñez la presidencia, se produce una reunión clave en la Universidad Católica Boliviana (UCB) donde, tras la renuncia de Evo Morales, Ricardo Paz, asesor y jefe de campaña de Carlos Mesa, llama por teléfono a Jeanine Áñez para ofrecerle la presidencia de Bolivia. Ante tal ofrecimiento, ella acepta.
El testimonio de Áñez ante los fiscales indica al respecto: “(…) entre 18:00 a 19:00 (era ya de noche) yo recibo una llamada de Ricardo Paz, que me pone en altavoz, me explica que ellos estaban en reunión buscando una reunión pacífica y me sorprendo de la llamada, me dicen que estaban buscando la mejor forma constitucional, de cómo hacer una transición, y como en el Senado todos habían renunciado, yo era la segunda vicepresidenta del Senado, me preguntaron si estaba dispuesta a asumir la presidencia para hacer el proceso de transición y llamar a nuevas elecciones constitucionales, a lo que yo respondo que estaría dispuesta si podría contribuir a la pacificación del país”.
Al respecto, la exdiputada Rivero dijo que ese domingo 10 de noviembre de 2019 “le ofrecieron la presidencia a Jeanine Áñez” en la reunión a la que asistieron, por la Conferencia Episcopal Boliviana, el Secretario General, Mons. Aurelio Pesoa; el Obispo de El Alto, Mons. Eugenio Scarpellini; el Obispo Auxiliar de El Alto, Mons. Giovani Arana, el Secretario General Adjunto, P. José Fuentes Cano, y Juan Carlos Nuñez. También estuvieron el embajador de Brasil, Octavio Henrique Cortes; el embajador de la Unión Europea, León de la Torre; el embajador de España, Emilio Pérez de Ágreda; y el exembajador de España, Carmelo Angulo. Por los comités cívicos estuvo presente Jerjes Justiniano, por el CONADE, Waldo Albarracín y, por parte de Comunidad Ciudadana, Ricardo Paz.
Esta reunión reservada que definió la presidencia de Áñez, se realizó sin la presencia de delegados del MAS-IPSP, partido en función de gobierno que había ganado las últimas elecciones generales.
Por otra parte, Gustavo Torrico, dijo que Rivero presentó otros documentos que demuestran que ella no renunció antes del golpe de Estado por lo cual en ningún momento se produjo un “vacío de poder” tal como indican partidos de oposición y la jerarquía católica.
“He venido con mis pruebas para aportar (…). Nunca hubo vacío de poder, he firmado (documentos) como el 11 de noviembre. No he renunciado. No renuncié antes”, dijo Rivero, exvicepresidenta de la Cámara de Diputados.
Es decir, si ella no renunció a su cargo antes del golpe, entonces la sucesión constitucional para asumir la presidencia de Bolivia en 2019 le tocaba a ella y no a Jeanine Áñez, quien representaba al bloque minoritario y no era presidenta del Senado.
Fuente: ABI