* RICHARD SÁNCHEZ
¿Se imaginan un concierto de rock donde hayan prohibido saltar so pena de derrumbarse el lugar? Es que la realidad siempre va a superar la ficción.
Las visitas a Bolivia de José Andrëa, que lo hizo como vocalista de Mago de Oz, con Uróboros (cuando ya dejó la banda española) o como solista, siempre son una fiesta para celebrar. Sea porque marcó con su voz los éxitos de toda una generación rockera de inicios del 2000 o por su nacionalidad boliviana.
José Mario Martínez Arroyo, quien nació en La Paz en 1971 y que le añadió Andrea a su nombre en honor a su primera hija, siempre ha congregado a una importante cantidad de público. Este año, llegó con su gira Hasta que el cuerpo aguante para presentarse en Santa Cruz, Cochabamba, Potosí y La Paz. Y fue en la sede de gobierno que casi ocurre una desgracia.
A dos canciones de empezar su concierto en el segundo piso del bloque Rojo del Campo Ferial Chuquiago Marka, barrio Següencoma de la zona Sur de La Paz, varios presentes nos dimos cuenta de que el piso se movía a cada salto, como también las estructuras donde cuelgan las luces del recinto.
Mientras tanto, en el primer piso, donde se realizaba el Tercer Encuentro Internacional de Arte los asistentes evacuaban el lugar porque las puertas de vidrio temblaban al igual que las columnas. En cualquier momento la loza podría ceder a los saltos rockeros.
Alertados de esta situación, los organizadores del concierto de José Andrea pidieron no saltar durante las canciones y limitarse a aplaudir o cantar.
Los videos se hicieron virales. Ante la inseguridad, algunos presentes decidieron abandonar el recinto.
Quienes nos quedamos vivimos una sensación de coitos interruptus y muy educadamente seguimos el protocolo improvisado para revivir el soundtrack que marcó parte de nuestra juventud.
El mismo José Andrea bromeó, tanto en vivo como en sus redes, sobre el hecho: “Cuando dije que haríamos temblar La Paz, nunca pensé que fuese literal! Gracias a todos, sabía que no me ibais a fallar, inolvidable”, posteó el boliviano.
Ojalá esto sirva para que los productores velen por la seguridad del público y del artista y que este episodio que pudo terminar en tragedia quede en una anécdota de cuando nos prohibieron saltar en un concierto de rock.